“Durante estos meses de contingencia sanitaria la recomendación es que antes de entrar a la casa, las ruedas de la bicicleta se deben desinfectar con cloro”

El ideal es que las personas no salgan de sus hogares, recomienda Daniela Toro, enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital pediátrico Exequiel González Cortés. De lo contrario, dice, es más seguro dejar la bicicleta en el patio de la casa o en los estacionamientos de los edificios.

Por estos días Daniela sumó una medida más de seguridad a su traslado diario en bicicleta. Al uso de casco, luces y chaleco reflectante, la enfermera agregó la desinfección de su medio de transporte: la limpieza de ruedas con agua y cloro y el ya obligatorio lavado de manos con agua y jabón, pero no solo después de llegar a la casa, sino que también, antes de subirse a la bicicleta.

“Si la persona salió calle y estuvo en un lugar con mucha afluencia de gente, donde además tocó manillas, pasamos o las puertas del ascensor, antes de subirse a la bicicleta, ¡sí o sí tiene que lavarse las manos con agua y jabón, o en su defecto, con alcohol gel, que también sirve para desinfectar. Entonces así no se transmite al manubrio de la bicicleta los microbios que pueden haber estado en esa manilla o pasamanos”, advierte.

Lo que no se recomienda, aclara, es el uso de mascarillas mientras se utiliza la bicicleta, esto porque al pedalear se incrementa la frecuencia respiratoria lo que hace que el cuerpo aumente la sudoración, provocando, con ello, que las mascarillas se humedezcan. “Una mascarilla húmeda pierde inmediatamente su efectividad, además se hace más permeable a los microorganismos. ¡O sea, si el virus está en algún lado de la mascarilla, que en este caso sería por fuera, puede pasar hacia adentro de mi organismo y contagiarme! Entonces no tiene sentido utilizar una mascarilla mientras de pedalea”, explica.

Falsa seguridad

Otra de las acciones a desmitificar, observa Daniela, es el uso de guantes quirúrgicos, este insumo, dice, genera una sensación de falsa seguridad en las personas, sobre todo porque la negligencia ocurre al momento de sacarse los guantes. “¿Qué es lo que hace el común de las personas al quitarse los guantes?, se los sacan y ya, sin atender que pueden estar contaminados. Entonces como se sienten seguros ni siquiera toman las medidas de higienización, luego se pasan las manos por la ropa, por el rostro, ¡y ya, abren puertas y ventanas para que el virus ingrese fácilmente a nuestro organismo.

Ahora bien, ¿cuál es la forma correcta de sacar los guantes? El primero se saca por fuera, es decir, ayudado por la otra mano que todavía está cubierta. El segundo guante se desprende con la mano que, en teoría, está limpia, y se hace desde dentro hacia fuera. Después, evidentemente, se tiene que llevar a cabo el respectivo lavado de manos, que hasta ahora sigue siendo la mejor y principal medida de prevención”, remarca.

Daniela es tajante en afirmar que tanto mascarillas como guantes quirúrgicos son insumos que, si no se saben utilizar correctamente, pueden incluso resultar perjudiciales para la salud de las personas. Por eso hace un llamado a la población para que además de quedarse en casa, utilicen dichos elementos responsablemente. Una recomendación similar es la que Daniela tiene para el uso de guantes de bicicleta, en esos casos, indica, la mejor forma de no contaminarse con el virus, es quitarse los guantes antes de tomar cualquier objeto, “quitárselos y guardarlos”, indica.

Ante la adversidad, siempre en bicicleta

Si se es precavido y si se toman todas las recomendaciones correspondientes, afirma Daniela, la bicicleta es la mejor opción que por estos días tienen los ciudadanos para movilizarse. “Por mi profesión soy una persona de alto riesgo, por lo tanto, no sería muy responsable de mi parte movilizarme en transporte público, uno de los principales focos de contagio. Entonces sí, el panorama es adverso, pero ante esa adversidad la bicicleta es la mejor opción que tenemos para movilizarnos”, invita.

La bicicleta también fue la mejor opción durante los meses del estallido social, cuenta, sobre todo para el personal del hospital. “Durante esas semanas de octubre y noviembre el bicicletero del hospital pasó a tener de ocho a diez bicicletas, a estar completamente lleno. ¡No cabían más bicicletas! De hecho, en ese entonces lo conversé con el guardia que cuida las bicis y él me comentaba: ‘que bueno que la gente está encontrando una alternativa saludable para poder movilizarse’, ¡y es cierto!, es una alternativa saludable, pero también económica, porque transportarse en bicicleta sale muy barato, si es que no costo cero”.

De esos días recuerda especialmente un súper lunes, cuando el Metro sufrió un nuevo colapso y toda la gente tuvo que salir a la superficie a tomar un bus del Transantiago. “Había un taco horrible, las personas desesperadas tratando de subirse a una micro, todo mal, yo me acuerdo que iba en mi bicicleta y mientras los pasaba a todos, pensaba, ‘por qué no se mueven en bici, habrían llegado mucho antes, más temprano y menos estresados’. Me parece genial que las personas utilicen la bicicleta para movilizarse, es una manera saludable de mantenerse activo”, destaca.

Cual heroína, Daniela no solo seguirá cuidando la salud del planeta, sino que también la salud de miles de compatriotas, especialmente la de los más pequeños, los niños.