Diego Ruiz, actor

En general la ciudad es un escenario que le queda muy bien al actor Diego Ruiz, el protagonista de nuestra sección “Yo amo mi bicicleta” de la edición de diciembre. Así lo manifiesta en su entrevista y así lo reflejan las imágenes que son parte de esta sesión fotográfica. Y es que frente a cámara su histrionismo actoral lo hacen empaparse de la esencia del lugar, proyectándolo ya no como el actor del siglo XXI que se mueve en bicicleta y se comunica por celular, sino como un distinguido caballero del siglo XVIII, al más puro estilo de su personaje Borja de Sotomayor en la serie Manuel Rodríguez del año 2010 y que se transmite por Chilevisión.

Le gusta la ciudad al actor, no por nada su tiempo lo reparte entre dos grandes capitales del mundo, Londres y Santiago de Chile, por lo demás, capitales que albergan a las dos casas de estudio donde se formó. La escuela de actuación de la Universidad de Chile y la University of London, donde el actor realizó el master en actuación cinematográfica de Royal Central School of Speech and Drama.

Es esa especial dedicación la que ha llevado a Diego Ruiz a convertirse en uno de los actores más destacados de su generación, con un trabajo actoral que cuenta con más de quince largometrajes, telenovelas, series y obras de teatro. En cine el actor destaca como protagonista del filme “Navidad” (2009) y donde es dirigido por el ganador del Premio Oscar, Sebastián Lelio; mientras que en teatro se luce como uno de los protagonistas de la recién finalizada temporada de “Mi hijo solo camina un poco mas lento” y donde el actor interpreta a Branko, un joven que se encuentra postrado en su silla de ruedas consecuencia de una enfermedad motora degenerativa.

El actor, quien se considera un admirador de la bicicleta, regresa en enero a las tablas con una artillería pesada de la dramaturgia “¿Quién le teme a Virginia Woolf?” de Edward Albee, y donde comparte escenario con Solange Lackington, Willy Semler y Camila Hirane.

Esta adaptación cuenta con la dirección de Pablo Halpern y se presentará en el teatro Mori de Bellavista entre el 3 y el 13 de enero.

−Yo amo mi bicicleta porque…

«En término prácticos, puedo organizar mi tiempo y saber con certeza cuanto demorarán los traslados ya que el taco, para nosotros, los ciclistas, no es tema. Amo mi bicicleta porque me siento bien andando en ella. No me refiero a la bicicleta que manejo en particular, sino a la bicicleta en particular. Considero que es un medio de transporte increíble.

−Mi destino favorito en bicicleta es…

«Pedalear por el borde del río y recorrer varios kilómetros de ciudad. Muchas veces, el fin de semana, me organizo de tal forma de poder bajar en la mañana hasta Lastarria y ver a los amigos, mirar la película de turno en El Biógrafo y finalmente, al atardecer, emprender la ruta de vuelta con esa luz maravillosa»

−Un lugar en el mundo al que pudiese llegar con mi bicicleta sería…

«No soy de mountain bikes. Mi idea no es exponerme o hacer un sobre esfuerzo físico con la bicicleta. Para mí la bicicleta es un medio de transporte urbano con el cuál me siento cómodo, por lo cuál, considero que cualquier destino de ciudad capital es un lugar propicio para recorrer y descubrir los recovecos.

−Si tu bicicleta fuese tu coprotagonista en una teleserie, película u obra teatral, ¿de qué se trataría la trama?

(Risas)… «Hace poco terminé con la primera temporada de la obra de teatro “Mi hijo solo camina un poco mas lento” en el MORI Bellavista. En dicha obra, mi personaje, Branko, se encuentra postrado en su silla de ruedas debido a una enfermedad motora degenerativa… Mezclando las historias, creo que la trama sería algo así como un gran triángulo amoroso entre mi silla de ruedas enamorándose de la bicicleta y como después de todas las adversidades que les impone el destino, logran fusionarse y el amor los convierte en una silla-bici».

−Como auténtico bici lover ¿qué le hace falta a la ciudad para incentivar más el uso de la bicicleta?

«Yo creo que antes de incentivar, hay que resolver temas estructurales, como la falta de ciclovías e instalaciones que permitan y garanticen la seguridad de sus usuarios. Una vez que ese aspecto esté mas avanzado o subsanado, en mi orden de prioridad, viene la conversación sobre incentivar. ¿Cómo incentivar?, creo que generando, durante los primeros años, una lógica de “premios”, como para que la gente se entusiasme; tipo: regalar cascos o cargas gratis de Metro si es que haz hecho una cantidad determinada de kilómetros. Educación cívica, básicamente».

*Fotografìa: Fredy Orellana.
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