Broncopulmonar Mauricio Césped: “Sí, se recomienda el uso de la bicicleta durante el invierno”

Cuesta imaginar que aquellas personas que han hecho de la bicicleta un estilo de vida, dejen de movilizarse en este medio de transporte solo porque estamos en invierno. «Si se toman todas las medidas de precaución no debería haber inconvenientes y los ciclistas no tendrían por qué dejar de usar la bicicleta durante esta estación del año», argumenta el médico. 

Llegó el invierno y junto con él, las bajas temperaturas, las enfermedades respiratorias, y los altos índices de contaminación atmosférica. Según datos entregados por el Ministerio de Medio Ambiente, desde junio a la fecha, la ciudad de Santiago ha registrado cuatro Preemergencias, y la calidad del aire en la Región Metropolitana ha oscilado entre condiciones de Alerta y Regular. Sin embargo, nada de eso es impedimento para que las personas que han hecho de la bicicleta un estilo de vida, continúen utilizando este vehículo como medio de transporte. Y es que si hubiese que encontrar un título de película para describir a los valientes que incluso con -3 grados se siguen movilizando en bicicleta, este sería, Sin lugar para los débiles
–guardando las proporciones, por supuesto- como el filme de los hermanos Coen del año 2007.

Pero, más allá de filmes y analogías, la pregunta que surge con la llegada del invierno es si durante esta estación del año deberían o no los ciclistas movilizarse en bicicleta. Para esta y otras preguntas La Dolce Bici entrevistó al Broncopulmonar Mauricio Césped, de la Unidad Broncopulmonar del San Borja Arriarán, y Broncopulmonar en el Hospital de Urgencia de Asistencia Pública (HUAP).

—Doctor, ¿Se recomienda el uso de la bicicleta durante el invierno?

Sí, se recomienda el uso de la bicicleta, a pesar de la contaminación que pudiese existir en el ambiente. En general uno siempre se hace la pregunta si el ciclista, al estar más directamente expuesto a la contaminación que emiten los tubos de escapes de los automóviles ensucian más sus pulmones con el ingreso de este tipo de contaminantes. O si es conveniente o no utilizar la bicicleta durante esta época del año, y al parecer la respuesta, en general –porque estuve revisando algunos estudios-, es que sí, ¡es más recomendable utilizar la bicicleta que no utilizarla!

Ahora bien, hay varios niveles de contaminación, pero especialmente las partículas de 2,5 micrones o menores a esas, son las más peligrosas para el organismo, porque son las que llegan al pulmón, pasan la barrera de los alvéolos, traspasan los capilares, y finalmente llegan a la sangre.

Este tipo de partículas, advierte, son las responsables del aumento de mortalidad que ha habido, especialmente, en enfermedades cardiovasculares, le siguen las de morbilidad, como por ejemplo, un infarto al miocardio, accidentes cerebrovasculares, y finalmente las respiratorias, como lo son el asma, y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) que se complican y exacerban con la exposición a la contaminación ambiental.

“Especialmente esas son las enfermedades con las que uno debería tener más cuidado cuando se habla de contaminación. Se estima que a nivel mundial, se mueren, más o menos, cerca de cuatro millones de personas al año -fallecen más precozmente, no es que maten directamente-, pero adelantan su muerte debido a la contaminación, y desgraciadamente el grueso de esas pérdidas  están en los países de ingresos más bajos y en vías de desarrollo, como el nuestro”.

Cerca del cincuenta por ciento de esas muertes, revela, corresponde a enfermedades cardiovasculares, por lo tanto, advierte, el tema no es menor. En especial para las personas que durante esta época del año utilizan la bicicleta, esto porque al realizar el ejercicio de pedalear, internamente, el ciclista lava mucho más aire por minuto que una persona que va caminando, o una persona que va conduciendo un automóvil. Por lo tanto, menciona, al ir en bicicleta se aumenta la frecuencia respiratoria, y al aumentar la frecuencia respiratoria, ingresa más aire a los pulmones, lo que se traduce en un mayor ingreso de contaminantes a nuestro organismo, remarca.

“Lo positivo de esto es que cuando el ciclista va en velocidad, aparentemente, el aire que viene en sentido contrario no ingresa en gran cantidad a las vías aéreas. Hace poco los británicos realizaron un estudio al respecto, en que se medían los índices de carbono en el organismo en conductores de ambulancia, ciclistas, y automovilistas, curiosamente, los ciclistas fueron los que menos contaminantes tenían. No así los conductores de ambulancias. En el caso de los ciclistas esto se plantea desde un punto de vista aerodinámico, puesto que las partículas también se mueven en esta dirección, por lo tanto, al ir en velocidad no ingresarían tantos contaminantes como sí ocurre en el caso de las personas que van en forma de reposo”.

El tipo de mascarillas más recomendable para protegerse de la contaminación es la N 95 o N 99, puesto las mascarillas normales no filtran las partículas pequeñas de 2,5 micrones.

Al respecto el broncopulmonar entrega algunas recomendaciones para proteger las vías aéreas. La primera y más común es el uso de mascarillas, en lo posible, no de las que son normales porque estas no filtran las partículas pequeñas, sino las del tipo N 95 o N 99, y que comúnmente protegen de gases y aerosoles. El problema, eso sí, dice, es que su uso aumenta la resistencia al respirar provocando que las personas se agoten más al pedalear, y que por supuesto se deben cambiar a medida que se las usa puesto que se colmatan y esto aumenta la probabilidad de que ingresen contaminantes al organismo.

Otra de las recomendaciones que propone el doctor Césped es no transitar por avenidas principales que estén muy congestionadas por vehículos, ya que esto genera una mayor exposición a gases contaminantes, por lo que siempre es preferible movilizarse por vías alternativas. Una tercera recomendación, aunque menos factible desde la práctica -ello considerando que generalmente el ciclista se mueve en bicicleta para ir a su trabajo o lugar de estudio-, es que se realice un cambio de horario al momento de transportarse a sus lugares de destino, esto porque hay momentos del día que tienen un mayor índice de contaminación atmosférica que otros. “Se hacen recomendaciones de ese tipo pero para efectos prácticos las personas que van a trabajar o estudiar, no pueden modificar sus horarios de desplazamientos. O sea, si mi horario de entrada es a las ocho, ocho treinta, necesariamente me tengo que mover en un rango de horario que no me haga llegar tarde a mi trabajo, por lo tanto, no puedo optar a otras alternativas, pero sí, por ejemplo, puedo planificar el retorno a casa en un horario donde no haya tanta congestión vehicular”, recomienda.

—¿Qué pasa, por ejemplo, con las personas que hace mucho no realizan ningún tipo de actividad física y de repente deciden retomar la bicicleta?

—Si es recomendable o no depende mucho de la edad que tenga la persona. Recomendable en qué sentido. Por ejemplo, si es una persona de 40 o 50 años es bueno que antes de retomar la bicicleta se someta a un chequeo cardiovascular y respiratorio, con mayor razón si son fumadores. Es importante ahondar en este punto, puesto que el ciclista que fuma tiene un mayor riesgo, digamos, de desarrollar enfermedades cardiovasculares y respiratorias, por eso es recomendable que todos aquellos que realizan algún tipo de actividad física, o la población en general en verdad, ¡ojalá nadie fumara!, corren el riesgo de aumentar y desarrollar este tipo de patologías. ¡Y ojo que quienes fuman no necesariamente fallecen de enfermedades al pulmón, sino que también de infartos al corazón, e infartos cerebrales! Y he aquí otro antecedente, muchas de las personas que tienen una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), y que además fuman, probablemente no muera de EPOC, sino que de un infarto al corazón. Por lo tanto es importante y recomendable chequearse, y chequear también las coronarias, porque el riesgo existe y es real.

Pero retomando la pregunta, una vez que se realizan los chequeos correspondientes y que sus médicos les dan el visto bueno, es tremendamente beneficioso para la salud utilizar la bicicleta, eso sí –y esto no solo con el uso de la bicicleta, sino que también con todo tipo de actividad física- se tiene que retomar de forma gradual. Pero sí, sin ninguna duda el uso de la bicicleta es muy bueno y hace bien, ya sea desde el punto de vista del ejercicio o de la capacidad aeróbica.

Desde el punto de vista infeccioso durante este invierno no debería haber mayores inconvenientes porque nuestro país adelantó su programa de vacunación contra la influenza. Dónde sí podría presentar algún tipo de problema -esto porque dependemos de la lluvia- es en el incremento de las enfermedades respiratorias producto de los altos índices de contaminación atmosférica».

—¿Cuáles son las principales enfermedades a las que se exponen los ciclistas durante el invierno?

—A ver, primero que todo mencionar que los riesgos de enfermedades son muy similares para cualquier persona, no es que por ser ciclista, peatón o conductor les afecten enfermedades distintas, ¡no! Por lo tanto, en términos de infecciones como la influenza, cuadros de infecciones respiratorias, resfríos comunes, cuadros de infecciones estacionales –que están muy asociados al consumo de tabaco-, siempre van a ser las mismas enfermedades. Ahora bien, donde el ciclista sí se puede ver más afectado es con el aumento de la contaminación atmosférica, esto puede provocar una inflamación en las vías aéreas por la constante inhalación de óxido de nitroso, óxido de azufre, el monóxido, todos estos son irritantes que impiden que el oxígeno sea liberado por la hemoglobina. Entonces, se produce una inflamación de los distintos órganos, y ese sí podría ser un factor que quizá, provoque un tipo de infección más compleja, que al estar en contacto directo con una persona con influencia, o alguna infección respiratoria, hace que la enfermedad se desarrolle más rápido. Pero en si el desplazamiento en bicicleta no va a provocar que aumenten las infecciones por si solas.

—¿Cuáles son los principales síntomas de una enfermedad respiratoria?

—En lo inmediato si alguien empieza a tener una tos muy prolongada lo más probable es que haya estado inhalando un irritante que le esté provocando algún tipo de inflamación de las vías aéreas, por lo tanto es una de las razones por las que tendría que estar en alerta, con mayor razón si empieza con expectoración. Al haber irritación aumentan las secreciones, y junto con ello el riesgo de infección, por lo cual se debería consultar con un médico.

Eso en cuanto a las inflamaciones de las vías aéreas. Ahora bien, si un ciclista que en condiciones normales no presenta ningún tipo de síntoma, pero de repente comienza con dolores al pecho, dolores al retroesternal o de costado, y son molestias que se asocian a la práctica del ejercicio, es decir, que la molestia cesa cuando cesa el ejercicio, se debe consultar inmediatamente un médico porque lo más probable es que se trate de un problema al corazón, una enfermedad coronaria, eso es de riego, por lo tanto se debería consultar.

Otra señal de alerta es el cansancio. Si por ejemplo en su rutina habitual de desplazamiento nunca presentó cansancio y de repente comienza a tener cierta dificultad para respirar, también es recomendable que consulte, puesto que ese agotamiento o o disnea como la llamamos nosotros, puede estar reflejando una enfermedad respiratoria, ya sea bronquial u otra de mayor complejidad. Por lo tanto, todos esos tipos de síntomas deberían llevar a la persona a consultar con un médico.

—En relación a la pregunta anterior ¿Qué tan alta es la posibilidad de transmitir enfermedades respiratorias en un espacio como una ciclovía, en especial en un horario peak?, ¿la exposición es la misma a la que, por ejemplo, se exponen los usuarios del metro?

—Es menor. O sea, la gente en el metro está expuesta a un hacinamiento temporal de minutos, o a veces media hora, dependiendo del tiempo de viaje, pero en ese tipo de ambiente hay una exposición mucho más próxima, puesto que si una persona tose, contamina a varias otras personas a su alrededor. En cambio en una ciclovía no porque hay aire libre de por medio. La verdad es que la transmisión de una posible enfermedad a través de la tos en un ambiente como una ciclovía es mínimo, o nulo. Es decir, si voy en bicicleta en un sentido determinado, y toso, probablemente esos microbios vayan a dar a la espalda de la otra persona, ni siquiera a las vías aéreas. Por lo tanto, no existe tal riesgo de contagio en un espacio como una ciclovía o espacios abiertos.

Tomando en consideración la especialidad del doctor es que aprovechamos la ocasión para preguntarle por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), y la Tuberculosis, dos enfermedades que son parte de las políticas públicas de salud, y sobre las cuales muy pocos personas, o casi nadie, se atreven a conversar.

—Doctor, hay temas país de los que simplemente no se habla y afectan a toda la población, como, por ejemplo, enfermedades como la Tuberculosis y el VIH, ¿Qué está pasando al respecto con ambas enfermedades? 

—En el caso del VIH hay un grupo etario, entre los 15 y los 30, donde la enfermedad aumentó considerablemente, especialmente entre las personas de 30 años. ¿Por qué ocurre esto?, porque se han descuidado las medidas básicas de prevención, y como se sabe que existe un tratamiento médico para la infección, es como si le hubiesen perdido el miedo a la enfermedad, esto lleva a que se dejen de usar ciertas medidas de protección, como el uso de preservativo, y que por lo tanto, provocan que se aumente el contagio.

Ahora bien, la primera recomendación para el que es portador del VIH es que ojalá, esté en tratamiento, esto porque las diferencias de mortalidad entre las personas que se tratan, versus las que no, son abismantes. Y probablemente se estén preguntando qué pasa si un ciclista es VIH positivo y tose en una ciclovía –que por lo demás no hay cómo saber que esa persona es portadora- y la respuesta es ¡absolutamente nada! porque esta es una enfermedad que se contagia principalmente por transmisión sexual.

Respecto a la tuberculosis es una enfermedad contagiosa que en los últimos años ha tendido a subir un poco. Es curioso lo que sucede con esta infección porque la población en general tiene la idea de que la tuberculosis estaba erradicada, que poco menos se trataba de una enfermedad casi medieval, ¡y no es así, anualmente se mueren personas por tuberculosis, y no son pocas! Se estima que al año en Chile fallecen alrededor de 1.500 personas, tal vez, por ahí, que son por tuberculosis. ¡O sea, se muere gente por tuberculosis!

Los síntomas para reconocer la tuberculosis son tos y expectoración por más de dos semanas, razón suficiente para consultar un médico. Qué se hace en esos casos, se envía al paciente a una prueba de baciloscopia que se utiliza para detectar la presencia de bacilos en una muestra determinada, la gente se asusta bastante y dice: ¡¿cómo va a pensar que yo tengo tuberculosis?! O sea, ¡hay que hacerlo, nadie está libre de esta enfermedad! Por lo tanto, todas las personas que estén con tos por más de dos semanas tienen que consultar un médico para realizarse el examen. Con mayor razón si son pacientes a los que se les detectó recientemente el virus de VIH, esto porque son enfermedades que aparecen en organismos con inmunidades deprimidas.

—Sin caer en prejuicios ni estigmatizaciones, pero este aumento de la tuberculosis, ¿tiene relación con el número de inmigrantes que ha ingresado a nuestro país?

—Nuestros vecinos en Latinoamérica tienen tasas de tuberculosis más altas que nosotros, por ejemplo, cuando ellos llegan a Chile –algunos, no estoy diciendo que todos los extranjeros tengan tuberculosis-, vienen con esta epidemiología que traen desde sus países, por lo tanto, tenemos personas inmigrantes que tienen tuberculosis en distintas etapas. Pero insisto, y quiero poner especial énfasis en esto, el aumento de la tuberculosis no necesariamente se atribuye a la llegada de los inmigrantes. Lo que sí ocurre es que las tasas de tuberculosis que ellos tienen en sus países son mucho más altas que las que tenemos nosotros, por ejemplo, países como Bolivia, Perú, Colombia, Venezuela, Haití, tienen altas tasas de esta enfermedad. Por qué ocurre esto, porque tienen programas de salud diferentes y el cumplimiento de sus programas son distintos a los nuestros.

Ahora bien, la tuberculosis es una enfermedad que tiene tratamiento y las personas que consultan tempranamente obtienen resultados exitosos, por lo demás, es un procedimiento gratuito y supervisado.

—Doctor, y en el contexto de una ciclovía, ¿es posible que una persona que es portadora de esta infección pueda contagiar a otra?

—En una ciclovía es poco probable que un ciclista contagie a otro por las condiciones en las que se da, que es un ambiente abierto, donde hay velocidad de por medio. Y si se da la casualidad que un ciclista tosa enfrente de otro, la probabilidad de contagio es baja, por decirlo nula. Muy distinto es si, por ejemplo, una persona con tuberculosis va en un espacio cerrado como el metro, y tose, el riesgo de infección para el resto de los pasajeros es mucho más alto que para los usuarios que se mueven en bicicleta.

Los síntomas para reconocer la tuberculosis son tos y expectoración, por lo tanto, si estas molestias se mantienen por más de dos semanas se debe consultar un doctor. «La tuberculosis es una enfermedad que tiene tratamiento, y las personas que consultan tempranamente obtienen resultados exitosos, por lo demás, es un procedimiento gratuito y supervisado», argumenta el doctor.

La verdad es que el riesgo para el ciclista se minimiza bastante, porque se está en un ambiente abierto, donde hay viento, donde hay velocidad, y que sucede, muchas veces al toser las gotas de saliva que se transmiten, los aerosoles que se transmiten a través de la tos, alcanzan un metro, dos metros, incluso algunos dicen hasta siete metros, pero si se va en velocidad eso no ocurre, por lo tanto el riesgo es bastante menor. Por poner un ejemplo, el ciclista que hipotéticamente tuviera tuberculosis y tose en una ciclovía, es muy poco probable que vaya a contagiar a otro ciclista, tampoco es que esos contaminantes queden en el ambiente, eso de que queden partículas por ahí, y diez minutos después pase otra persona, ¡eso no existe y jamás va a pasar!

Siempre es bueno disipar ciertas creencias, como por ejemplo creer que la tuberculosis se podría transmitir en una ciclovía, porque ese tipo de especulaciones asustan a las personas, los limitan, porque dicen ‘no voy a utilizar la bicicleta’. Esta es una enfermedad que se transmite de persona a persona, incluso si escupió y votó una expectoración, se queda ahí, no va a contagiar nadie más. Y ojo que con todas las infecciones pasa lo mismo, se requiere una cantidad mínima de contaminantes para transmitir una infección. O sea, no porque una persona con tuberculosis tosa, necesariamente va a contagiar a otro. Se requiere, por lo tanto, una cantidad mínima necesaria, una distancia determinada y unas condiciones del huésped. Es decir, si mi inmunidad es baja y tengo un contacto directo con una persona que sea portadora de cualquier infección, lo más probable que sí, que finalmente me termine contagiando. Pero en cambio, si mi inmunidad es buena, de buena calidad, y no tengo inmunodeficiencia, por más que me lleguen esos gérmenes, difícilmente voy a incubar la infección, porque mi organismo va a ser lo suficientemente para poder defenderse.