Una cosa es la cantidad y otra muy distinta es la calidad del pedaleo. Dentro de ese contexto muchos ciclistas tienen la sensación de estar realizando un tipo ejercicio que es beneficioso para la salud, pero no siempre es así. La talla de la bicicleta ¿es la adecuada?, la sobrecarga que se transporta ¿está bien distribuida? Todas recomendaciones que se deben tener en consideración cuando se quiere utilizar la bicicleta como medio de transporte, en especial porque una mala postura que se hace constante y prolongada en el tiempo puede ocasionar desde dolores de columna y dolores musculares hasta calambres y adormecimiento de piernas.
Hasta dos horas se pueden demorar los santiaguinos en llegar a sus lugares de trabajo o estudio. Así lo reveló recientemente el Consejo de Desarrollo Urbano quien determinó que durante las horas peak los ciudadanos pueden pasar hasta 120 minutos arriba del transporte público. Frente a esta situación el uso de la bicicleta se convierte en la mejor alternativa, siendo un medio de transporte sustentable y amigable con el medio ambiente. Y para que por sobre todo el uso de la bicicleta se convierta en un beneficio y no en un problema para la salud, La Dolce Bici entrevistó a tres profesionales del Centro de Salud Deportiva de la Clínica Santa María, la doctora Rosario Guerrero, médico cirujano de la Universidad Católica de Chile, especialista en Medicina Interna y Magíster en Ciencias de la Salud y el Deporte, Carlos Ignacio De la Fuente, kinesiólogo de la Universidad Mayor y biomecánico clínico, y el kinesiólogo Ariel Bustamante. Desde cada una de sus disciplinas estos tres profesionales identifican los errores de postura más comunes en el que incurre el ciclista capitalino y entregan algunas recomendaciones para evitar futuras lesiones.
— ¿Cuáles son las recomendaciones que se deben seguir antes de comprar una bicicleta?
—Rosario Guerrero: “Una de las recomendaciones importantes es que antes de adquirir una bicicleta la persona esté al tanto de la talla que le corresponde. Y si por ejemplo el usuario comete un error y en vez de adquirir una bicicleta talla S o L y quien la utiliza es M, lo más probable es que esa persona comience a tener problemas desde la biomecánica del movimiento, es decir, algún tipo de lesión músculo esquelética que se produce por una postura incorrecta mientras se conduce la bicicleta. Por lo tanto, la principal recomendación antes de comprarse uno de estos vehículos es saber la talla correcta que le corresponde a cada usuario. Eso, por una parte, después vienen los ajustes de los componentes de la bicicleta, es decir: la altura y el retroceso del sillín, alguno que otro cambio en la distancia del manillar y en el tipo de biela que se utilice (la biela es esa especie de patita que sale desde el motor y la que uno empuja al momento de pedalear). Esos deberían ser algunos ajustes básicos antes comprar y utilizar la bicicleta”.
Lo segundo, pero no por ello menos importante, recomienda, es elegir la bicicleta correcta en función del tipo de práctica que se quiere realizar, esto porque con todo lo que ha crecido el mercado en torno a este medio de transporte, los modelos y funciones son variados. Dentro de ese contexto, ejemplifica, hay bicicletas de ruta, urbanas, de mountain bike, bicicletas híbridas y otras que se escapan de lo que es ciclismo urbano. Si el propósito es desplazarse solo por la ciudad, argumenta, entonces con una bicicleta urbana es suficiente. Las hay de dos tipos, con piñón fijo o con piñón móvil. ¡Cuál se elija dependerá de la experiencia que tenga el ciclista al momento de realizar un frenado!, advierte.
“Mi recomendación sería, si no estás acostumbrado a un piñón fijo (que requiere frenado a la antigua, con el pedal) que se utilice la versión más común, con piñón móvil y con freno en el manillar. Ya lo otro es empezar a evaluar la posibilidad de cambiarse de una bicicleta urbana a algo un poco más complejo pero que permite más versatibilidad. Por ejemplo, una bicicleta tipo mountainbike o un híbrido, donde los neumáticos tengan mayor tracción y donde la horquilla no sea fija y le permita al ciclista cierto grado de amortiguación al momento de enfrentar los baches del pavimento o subir a la vereda”.
En ese aspecto, agrega, por lo general las bicicletas urbanas le entregan poca versatilidad al ciclista al momento de movilizarse por la ciudad, por lo que enfrentarse a un evento en el pavimento podría significar fácilmente lo que en la jerga ciclista se le conoce como “un llantazo”, es decir, que se rompa la llanta y no se pueda reparar en el momento con un simple cambio de cámara. “Por lo tanto, mi recomendación también sería que antes de elegir una bicicleta el usuario sea conciente de cuáles son sus habilidades de conducción, para que así se elija la bicicleta correcta y se corran menos riesgos al momento de movilizarse por la calle. Desgraciadamente el pavimento de nuestras calles es malo, a eso se suma que algunos automovilistas le cierran el paso al ciclista, lo que se traduce en que hay que salir de la calle y subir a la vereda con rapidez. Para ello se debe maniobrar y tener cierto grado de destreza que le permita al ciclista actuar de manera rápida, y eso, no te lo va a dar una bicicleta urbana. A menos que claro, se tenga mucha experiencia sobre la bicicleta, de lo contrario, la recomendación es a tener una bicicleta un poco más versátil”, sugiere.
Por su parte, el kinesiólogo Ariel Bustamante y quien trabaja en el departamento de biomecánica de la clínica, complementa: “en sí el usuario promedio funciona en base a la necesidad, más que nada. Por lo que no se preocupan mayormente de elegir una bicicleta de renombre, que esté fabricada con buenos materiales, que ojalá les dure uno o dos años, etc. Cuáles son los parámetros que generalmente utilizan las personas al momento de adquirir una bicicleta, que esta sea cómoda y que el marco le llegue a la altura de la entrepierna, ¡y listos, estaríamos dentro de la regla! Pero no se preocupan de que el sillín sea más alto, o más bajo. Se desconoce, por ejemplo, que la posición de los isquiones tiene que ser la precisa dentro del sillín porque si la posición está muy exteriorizada, se produce comprensión del nervio y se duermen las piernas o se acalambra un poco el muslo”, distingue.
En este ámbito, agrega, es importante desmitificar ciertas creencias que se tienen del uso del sillín y que por lo general son erróneas, como, por ejemplo, creer que mientras más alto esté el sillín es mucho mejor porque se tiene menos movilidad de la cadera. “Eso es completamente erróneo. Lo que se busca es que el movimiento sea fluido y que la estructura no se estrese”, precisa.
— Dentro de ese contexto, ¿qué cuidados se debería tener con la rodilla al momento del pedaleo?
—Ariel Bustamante: “Lo primero que se debe aclarar es que nadie pedalea con la rodilla recta, ese es un mito. En ese aspecto, los parámetros ideales para un buen pedaleo se miden en un máximo de cuatro centímetros, es decir, la rodilla tiene ese margen para moverse hacia afuera o hacia adentro. Ahora bien, eso va a depender de cada fisiología, de por sí todos tenemos valgo fisiológico en las rodillas, que es una especie de deformidad en el plano frontal de la rodilla y donde el eje mecánico del miembro inferior se ve afecto”.
Este problema, dice, se presenta con mayor frecuencia en mujeres que en hombres y se acentúa todavía más frente a esfuerzos motores que se exacerban al momento del pedaleo. “Sí, por ejemplo, se pedalea con la fijación del pie o cala rotada hacia dentro, automáticamente se obliga a llevar la rodilla hacia dentro; viceversa, si la fijación va hacia fuera, la rodilla también va en esa dirección. Por el contrario, si la fijación se ubica muy atrás o muy adelante, eso le va a exigir al ciclista una mayor flexión de rodilla. Todas estas acciones se enmarcan dentro de lo que es la biomecánica del ciclismo”, argumenta.
Los tres profesionales coinciden en que es importante hacer la diferencia entre lo que es el ciclismo de competencia y el ciclismo urbano, en especial en lo que respecta a posturas. Dentro de ese contexto, insiste Bustamante, el usuario que se mueve por la ciudad utiliza un tipo de bicicleta que le es más cómoda y que va de acuerdo con sus necesidades y objetivos. “Volviendo al ejemplo del sillín, este es un objeto que va cambiando de acuerdo a los requerimientos de la persona, y ahí se conjugan otros factores como el peso y la forma de los isquiones. No se debe olvidar que la cadera de la mujer es distinta a la del hombre, por lo tanto, la posición de los isquiones en los hombres está asentada de forma interna y hacia atrás, en cambio en la mujer están rotados de forma externa y quizá un poco más adelante”, aclara.
Y he aquí la pregunta que muchas ciclistas se hacen ¿las mujeres requieren de un sillín más grande? El profesional remarca que sí, pero también se apura en desmitificar esa idea que existe en el imaginario colectivo y que dice que las mujeres requieren de un sillín ancho porque poseen más glúteos. “Esto más bien es por un tema de comodidad fisiológica. Por lo tanto, qué es lo correcto, el ir con la espalda lumbar y torácica alineada y con los isquiones apoyados en el sillín, es decir, ligeramente hacia atrás. Es importante mencionar que en un principio esta posición puede ser un poco molesta, pero además de ser la posición correcta, a la larga es beneficiosa porque produce menos desgaste y estrés en las caderas”, advierte.
— ¿Después de cuánto tiempo se podría producir un daño o lesión por una mala postura en el uso de la bicicleta?
—Ariel Bustamante: “En realidad eso no está cuantificado. Más bien se proyecta con pacientes que llevan dos o tres meses movilizándose en bicicleta y de repente, una vez a la semana, por ejemplo, un viernes, después de haber pedaleado cincuenta minutos les pasa que se les adormece una pierna, que tienen calambres y no entienden el factor. Se intentan reacomodar en la bicicleta, pero el problema persiste. ¿Por qué ocurre esto?, por la hiperflexión que existe en la cadera, en el tronco bajo, y en el mal posicionamiento que tiene el sillín. Este tipo de patología, por ejemplo, no la sufre el joven que practica freestyle porque él siempre está con una pierna hiperextendida, su cadera está rotada y además que ellos manejan con esa posición de tronco girado, es decir, un pedaleo y giran el tronco. El detalle ahí es que esos competidores no se apoyan mucho en el asiento, por lo tanto, esa patología no la padece ese tipo de ciclistas”, especifica.
Quienes no corren mejor suerte con este tipo de molestias, continúa, son los ciclistas de ruta, los competidores de MTB y por supuesto el ciclista urbano. Lo común en este tipo de conductores es que por lo general van en una posición bastante encorvada, ya sea por la mochila que llevan en la espalda o porque sufren algún grado de hipercifosis, que es este aumento que se produce en la concavidad anterior de la columna dorsal, o en palabras sencillas, es esa especie de joroba que se les forma a las personas en la espalda, revela.
Un factor no menor, agrega, es el peso de la persona. “Un sujeto que es delgado, versus uno que es bastante más pesado, también va a influir al momento de movilizarse en bicicleta. En ese aspecto no sirve de mucho si se es más delgado, pero de igual forma se conduce encorvado y con los isquiones mal apoyados, la espalda baja se va a fatigar igual. Entonces, cuáles son las recomendaciones, si se va a transportar una mochila en la espalda, que la carga esté bien distribuida, tal como mencionaba la doctora, que la talla de la bicicleta sea la adecuada, la postura, ojalá lo menos estresante para el cuerpo, y, por último, va a depender mucho del volumen de ciclismo que la persona realice al día. En ese aspecto si se tiene algún tipo de molestia quizá lo más recomendable es ir alternando, un par de días en bicicleta y otros en transporte público”, puntualiza.
Decir, por ejemplo, que mientras más alto esté el sillín es mucho mejor porque se tiene menos movilidad de la cadera, es completamente erróneo. Lo que se busca es que el movimiento sea fluido y que la estructura no se estrese”, precisa el doctor Ariel Bustamante.
— ¿En qué etapa de la molestia es recomendable agendar una visita con el doctor?
—Ariel Bustamante: “Qué es lo ideal, o qué es lo que recomienda el biomecánico, ‘me voy a comprar una bicicleta, entonces necesito una consulta previa’. Nadie lo hace (risas), pero eso responde netamente a un tema de cultura. El usuario promedio de la bicicleta que practica deporte o compite en ella, lo va a incorporar en su agenda o en su cotidianeidad. No así la persona que, por ejemplo, hace uso de la bicicleta los fines de semana, ese usuario no necesita ese tipo de consulta. Sin embargo, el ciclista que utiliza la bicicleta como medio de transporte sí debería consultar.
Ahora bien, de acuerdo a sus demandas y necesidades es poco probable que lo haga porque no adquiere una bicicleta tan a menudo y porque no se ve o siente estresado utilizándola. ¡En qué momento esa persona podría visitar un doctor!, cuatro o cinco meses después de que tuvo algún acontecimiento, pero lo atribuye al trabajo, a un accidente, a un choque, al poco entrenamiento que tiene, no se lo atribuye jamás a uso de la bicicleta. ¡¿Por qué?!, porque asume que andar en bicicleta siempre va ser sano. ‘Que raro, me duele la pelvis, quizá tengo una hernia, o hago poco ejercicio!’ Esa va ser la interrogante que va a tener ese tipo de usuario versus otros, pero es difícil sacarlos de ese espacio porque están en su zona de confort. ¿Va a visitar un doctor?, sí, lo va a hacer, pero siempre y cuando tenga una dolencia o patología que se transforme en algo crónico y supere, por lejos, los dos meses, peor aún, no consulta un especialista, sino que una consulta cualquiera”.
El especialista recomienda que en caso de una lesión que no se presenta como incapacitante o inhabilitante, la persona no debería dejar pasar más de dos meses para consultar. Esto porque hay una molestia que es reincidente, que está incomodando, y si bien es tolerable pero no incapacita, a priori, después de seis meses sí puede llegar a complicar. “En definitiva cuál es la recomendación, no esperar a que la lesión se convierta en una situación inhabilitante para recién en ese momento consultar con un doctor. El ideal es que no exista ningún tipo de molestia para andar en bicicleta”, recomienda.
Distribución de carga
Si hay un área dentro de la medicina que todo ciclista debería tener siempre en consideración, esa es la biomecánica, que, entre otros aspectos, se preocupa de observar los procesos de carga que pueden estar presentes en el cuerpo humano. Cómo se producen y cómo se absorben esos procesos, es el rol que le compete a esta área. Así por ejemplo lo específica el kinesiólogo y biomecánico clínico del Centro de Salud Deportiva de la Clínica Santa María, el doctor Carlos Ignacio De la Fuente.
— Dentro del contexto del ciclismo, ¿qué aspectos son importantes de considerar desde un área como la biomecánica?
—Carlos De la Fuente: “Desde nuestra especialidad y en un ambiente de biomecánica clínica en el cual se mezclan contextos clínicos, ortopédicos, traumatológicos u otros, puede haber ciertos ítems que son importantes de considerar y que por lo general tienen que ver con las posturas mantenidas que utiliza el ciclista, que, si bien en un comienzo no denotan signos de alarma, a largo plazo sí podrían provocar algún tipo de malestar. Por ejemplo, cuando el ciclista interactúa con el manubrio de la bicicleta se recomienda que este tenga la altura adecuada para que las muñecas no queden en inclinación, coloquen en tensión al nervio en tiempo con la consecuente menor irrigación sanguínea y se produzca el típico hormigueo que de repente se presenta en esa zona. Ahora bien, cuál es la postura adecuada de las manos al momento de frenar, ojalá en un ángulo alineado con el antebrazo y que evite las inclinaciones excesivas”.
Un aspecto no menor, agrega, en especial considerando que el ciclista utiliza la bicicleta no solo como medio de transporte, sino que también para llevar carga, es dónde distribuir ese peso extra. “Dado que la columna recibe un carga importante y que a mayor inclinación algunos músculos de nuestra espalda dejan de funcionar de manera fisiológica, dándole así una sobrecarga a las estructuras pasivas, es decir: ligamentos, discos intervertebrales, etc, esa mantención inclinada –que a veces se hace repetitiva y constante durante la semana- también debe ser considerada para evitar dolores de columna o musculares. En esos casos qué es lo más recomendable, llevar la carga en los costados, es decir, liberar a la columna de cierto peso para así evitar una sobrecarga excesiva”.
Uno de los elementos que merece especial atención, advierte De la Fuente, es el sillín, que no solo tiene relación con el cuidado de la espalda, sino que también con otros problemas que podrían ser susceptibles o generar signos de alarma, como lo son las comprensiones a nivel de nervios en la zona inferior genital y que podrían ocasionar hormigueos u otros malestares. “Qué posturas podrían exacerbar este tipo de molestias, por ejemplo, un sillín que se utiliza con una excesiva inclinación hacia atrás (posterior), generando con ello una mayor compresión en toda la zona genital tanto en hombres como mujeres. Al respecto qué dice la regla mecánica básica, que primero se debe evitar la concentración de stress, sobre todo, en las zonas anatómicas que son consideradas delicadas. Cómo se entiende esto, que en una mayor área (superficie), se puede distribuir de mejor forma la carga (es decir, se disminuye el estrés). Por lo tanto, los sillines que tienen una menor área y están mal posicionados, no son muy recomendables para evitar este tipo de problemas”, aclara.
Considerando el tipo de postura mantenida que por lo general caracteriza al ciclista y que a la larga también podría ocasionar ciertos signos de alarma –entre ellos el acortamiento de ciertos músculos, siendo los más propensos a padecerlo el grupo isquiotibial, los músculos a nivel de espalda y el tríceps sural-, el profesional recomienda generar movimientos de flexibilidad muscular de modo habitual, así como también ejercicios de “puente” para la musculatura abdominal y que son esenciales para dar una adecuada estabilidad lumbopelvica, en especial considerando el poco trabajo abdominal que el ciclista realiza al momento de pedalear, recomienda.
Por su parte, De la Fuente también entrega un par de recomendaciones para proteger una de las zonas que tienen mayor exigencia al momento de pedalear, las rodillas. “Si yo pedaleo con mucha flexión de rodillas, es decir, con el asiento muy bajo, y/o con bielas muy cortas, se va a sobrecargar la articulación de la rodilla y eso a largo plazo puede ocasionar mucho dolor debiendo incluso abandonar la práctica. A quiénes les puede molestar más este tipo de posturas, son a las personas que pueden tener algún tipo de disfunción patelofemoral y que por probabilidad sabemos que afecta más a mujeres que hombres. Por lo tanto, lo ideal es que el polo de la rodilla nunca se encuentre por delante del pedal. ¿Cómo se soluciona eso?, controlando la altura del sillín y nivel de flexión de rodilla al generarse una cadena cinemática”.
Otra de las malas prácticas que uno observa a menudo en los ciclistas, agrega, es que, al pedalear, su pelvis va, por decirlo de alguna manera –pirueteando en el asiento-. “Eso a largo plazo también puede provocar algunas dolencias en un músculo que duele bastante y que tiene por nombre cuadrado lumbar. Entonces, es bueno controlar ese movimiento ¿en relación a qué?: la distancia de la biela, altura e inclinación del sillín, posicionamiento del tronco en el espacio (una postura correcta), y, por último, una adecuada fuerza para generar el pedaleo, donde la musculatura no se sobrecargue ni fatigue por un mal acondicionamiento, debiendo incluso sobrecargar otros músculos y/o alguna articulación. Básicamente, yo diría que esos son los tradicionales signos de alarma que el ciclista debería conocer y tener presente”.
La doctora Guerrero señala que se debe elegir una bicicleta en función del tipo de práctica que se quiere realizar, esto porque con todo lo que ha crecido el mercado en torno a este medio de transporte, los modelos y funciones son variados.
Ciclistas de terno y corbata
Un factor no menor y que tiende a minimizarse al momento de utilizar la bicicleta como medio de transporte es el tipo de vestimenta. Dentro de ese contexto, evidencian los profesionales, es mucho más común encontrarse con ciclistas de terno y corbata, que ciclistas con una vestimenta adecuada, revelan.
Al respecto la doctora Guerrero recomienda, uno) el uso de guantes largos, esto porque ante cualquier caída en especial sobre el pavimento, se protegen las manos de posibles heridas por fricción, “bastante dolorosas, por lo demás”, dos) Calzas especiales para ciclismo, sobre todo para aquellos ciclistas que pasan largas horas arriba de la bicicleta. “Este tipo de prendas vienen con un acolchado que evita los dolores normales que sienten por estar largos períodos de tiempo sobre el sillín”, y tres) protegerse del sol, ojalá con camisetas mangas largas, lentes y bloqueador solar.
Otro punto importante a considerar, pero que no está directamente relacionado con la vestimenta, agrega, son los ejercicios de acondicionamiento físico y de elongación. “Creo que es importante que todo ciclista realice una rutina de ejercicio de acondicionamiento físico y que tenga la musculatura adecuada para generar un pedaleo correcto. Eso no solo incluye trabajo de piernas, sino que también acondicionamiento de tren superior y de core, dentro de este último, trabajo de espalda y abdomen -por la postura viciosa que tiende a generar el ciclista al momento de andar en bicicleta. Entonces, mientras más acondicionado muscularmente se esté, menos dolores, molestias y complicaciones se va a tener. Si a eso se le agrega un buen trabajo de elongación lo más probable es que los dolores y molestias se reduzcan a cero prácticamente”, recomienda.
— Siempre dentro del contexto de la prevención y el cuidado físico del ciclista ¿qué opinan de las bicicletas públicas?
—Rosario Guerrero: “Personalmente creo que son bicicletas que están orientas para un público masivo, por lo tanto, me parece que es una buena instancia para que más personas comiencen a utilizar la bicicleta como medio de transporte. Ahora bien, desde el punto de vista ergonómico no es un vehículo que esté adaptado para trayectos muy largos, ni tampoco para la anatomía de las personas que lo utilizan, eso es evidente, porque cada cuerpo, cada contextura física es diferente. En general son bicicletas que están orientadas a que sean resistentes y que duren ante la alta demanda que tienen.
De todas formas, creo que es una buena propuesta, me parece muy positivo decirles a las personas ‘ocupa este medio de transporte, es económico, sustentable, y además aprovechas la ocasión para hacer ejercicio’. Eso sí, y esto me parece importante de remarcar, que las personas que optan por este medio de transporte deberían al menos llevar consigo casco y guantes. Lo que se estila con esta modalidad de bicicletas, es que, al poder utilizarla en diferentes puntos de la ciudad, sus usuarios no utilizan cascos, ni guantes, y eso es primordial, en especial porque se debe proteger la cabeza en caso un de accidente. Me parece esencial que por lo menos se utilice el casco. Entonces ahí yo veo que hay un punto por mejorar por parte del usuario, que es tener más conciencia en el uso del casco”, enfatiza.
— Por una parte están los tipos de bicicletas y por otro la infraestructura que existe en la ciudad para el uso de esas bicicletas. En ese aspecto, ¿la estructura vial es amigable con la salud física del ciclista capitalino?
—Carlos De la Fuente: “A pesar de que existe un mayor kilometraje de ciclovías creo que siguen persistiendo los problemas de conectividad y cultura respecto al transporte urbano, pero lo que lo hace todavía más riesgoso es el hecho de la mala calidad de esas ciclovías o el tener que emplear la calle dada la ausencia de una infraestructura adecuada. Por otra parte, un gran número de esas vías exclusivas para bicicletas están construidas dentro de la misma avenida, separadas básicamente por un bloque de concreto que va a al suelo, sus dimensiones son pequeñas, en ocasiones el ciclista se encuentra hasta con postes de luz en medio de la ciclovía, por lo general son muy angostas, tanto que generan una sociabilización conflictiva con los otros tipos de transportes.
¿Ejemplo de una buena ciclovía?, sin duda la de Rosas, que a pesar de que va por la calle y que podría tener una mejor separación, tiene altos estándares de calidad. Es una ruta con buenas dimensiones y excelente señalética, lo que probablemente la convierten en una de las más transitadas por los ciclistas. En general es una ciclovía bastante ordenada y que no presenta mayores conflictos, salvo en algunas intersecciones del centro de Santiago como por ejemplo Puente con Rosas donde el dilema no es con el automovilista, sino que con el peatón que no siempre respeta el semáforo y peor aún, todavía no es consciente de que por ahí pasa una ciclovía. Pero así, en términos generales, Santiago no tiene muy buena infraestructura, lo que se complejiza todavía más porque luego de ser clasificados como una de las ciudades más costosas de Latinoamérica, cada vez serán más las personas que abandonen el sistema de transporte público para optar finalmente por la bicicleta, ¡y no estamos hablando de tramos cortos, sino de kilometrajes cada vez más extensos!”, advierte.
En ese aspecto, remarca, la invitación es a ser un ciclista cauto e informado con el entorno, donde constantemente se estén evaluando las situaciones de riesgos para así evitar posibles accidentes. Ahora bien, la responsabilidad, enfatiza, no solo le compete al ciclista, sino que también a las autoridades de gobierno, a las autoridades comunales, a las políticas públicas, etc. “Si la intención es convertir el uso de la bicicleta en un medio de transporte masivo y sustentable, entonces la idea es hacerlo de manera responsable. Responsable en todos los ámbitos, desde el punto de vista del ciclista, la educación vial, el peatón, de quien conduce un automóvil o la locomoción colectiva, e incluso de quien diseña las ciclovías”, subraya.
Eso en lo que respecta a infraestructura. Por otra parte, cómo esa mala infraestructura impacta en el ciclista, “evidentemente que el deterioro en términos de material y resistencia es más rápido en la bicicleta, ya sea por la calidad vial o por la exposición a grietas y baches que tiene el pavimento, pero, lamentablemente, esto también tiene un impacto en el ciclista y que se trasmite por la vibración y las fuerzas de reacción desde el suelo hacia el cuerpo del ciclista. Esto conlleva a realizar sobresfuerzos que pueden generar una sobrecarga muscular y/o articular que más tarde podría detonar en algún tipo de dolor, sobre todo en personas con peor condición musculo esquelética. Por lo general el ciclista no es muy consciente de esto, pero cuando se transita por una ciclovía de maicillo el esfuerzo de tracción es mayor, por lo tanto, eso implica mucha más fuerza muscular para poder desplazarte, versus la fuerza que se requiere al desplazarse por una ciclovía que es plana y que está pavimentada. Entonces un hecho importante a considerar por parte de quien conduce la bicicleta es que, al no ser las condiciones viales óptimas, lo más probable es que se expongan a ciertas repercusiones a nivel muscuesquelético”.
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